Debía ser el lugar seguro que Israel prometió a los palestinos. Pero, el sur de la Franja no es otra cosa que un infierno bajo los bombardeos israelíes. Los cuerpos sin vida de niños, mujeres, y ancianos, envueltos en telas blancas, es la imagen más representativa del dolor humano. Y los palestinos, desesperados, se preguntan qué más espera el mundo para salvarles.
La ansiedad está ahí, todos los días, y todas las horas. Si no es el duelo, es la preocupación de cómo alimentar a sus hijos, que a veces tienen que pasar días sin comer.
Mientras los israelíes disponen de 300 litros de agua diarios por cabeza, muy por encima de los 100 litros recomendados por la OMS, en Gaza, los palestinos han tenido que usar agua contaminada del mar. Israel cortó el suministro de agua en los primeros días de la guerra.
Israel prometió que iba a ser una guerra contra HAMAS, pero, hoy, nadie tiene la menor duda que es una guerra que va contra todos los palestinos. Una guerra que apunta a generaciones de palestinos.
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