Benjamín Netanyahu, líder de la nueva coalición considerada la más derechista en la historia israelí, volvió al poder con unos ministros extremistas, a los que los palestinos también llaman fascistas. El ministro de seguridad, Itamar Ben Gvir, desafió las advertencias de la Resistencia palestina y realizó una polémica visita a la Explanada de las Mezquitas en Al-Quds (Jerusalén), a la que los israelíes llaman Monte del Templo. Desde ahí prometió abrir el recinto a los judíos.
Tanto el Gobierno de Palestina como los grupos de la Resistencia alertaron de que la visita cruza una línea roja y tiene graves consecuencias. También lamentaron que la decisión solo conduzca a más tensión, violencia y a una situación explosiva.
Añadieron que los palestinos seguirán defendiendo sus santidades hasta lograr la victoria definitiva, y no descartaron la posibilidad de una nueva intifada.
La polémica visita también provocó las condenas de los países árabes, que opinaron que esta medida unilateral se produce en el contexto del inicio de la implementación del programa extremista y de la agenda de asentamientos del gabinete de Netanyahu. Este programa, denuncian, busca tensar la situación en Al-Quds y el resto de los territorios ocupados de una manera muy peligrosa.
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