Se trata de la cuarta torre de vigía del régimen israelí construida en la Puerta de Damasco, conocida por los palestinos como Bab al-Amud. Los israelíes dicen que la atalaya intenta impedir posibles ataques.
La medida se realiza dos meses después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció Jerusalén como capital israelí, una polémica declaración que, al parecer, ha envalentonado al régimen a seguir purgando a los palestinos de esta santa ciudad.
Los palestinos afirman que la instalación forma parte de las estrategias israelíes de ponerles límites en su propia ciudad y restringir su acceso a la zona.
La comunidad internacional considera como una ocupación la presencia de Israel en la Ciudad Vieja de Israel, zona que invadió en la Guerra de 1967 y luego se anexó.
Esta nueva instalación podría desencadenar protestas similares a las del año pasado, cuando se instalaron cámaras de seguridad y detectores de metales en las entradas del complejo de la Explanada de las Mezquitas. Las manifestaciones obligaron al régimen de Tel Aviv a retirarlos.
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