• Una imagen a pacientes y heridos acudido al Hospital Al-Shifa, en la ciudad de Gaza, 10 de noviembre de 2023. (Foto: CNN)
Publicada: martes, 19 de diciembre de 2023 5:46

La situación actual en Palestina no se puede comprender sin considerar cómo el discurso sobre el terrorismo, especialmente en su forma actual, facilita y moviliza una serie de significantes que llevan a que la vida de los musulmanes en general, y de los palestinos en particular, sea percibida como "desechable".

En primer lugar, es necesario cuestionar la idea tan extendida de que la islamofobia, y en particular la percepción de la población musulmana como "desechable", es una consecuencia directa de los ataques sufridos por Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Aunque es verdad que después de estos eventos se empezó a movilizar el discurso del "terror" para definir la identidad musulmana, la islamofobia, entendida como una forma de racismo dirigida a las expresiones de musulmanidad o a la percepción de musulmanidad, no es algo nuevo.

La llamada "Guerra contra el Terrorismo" no creó lo que se conoce como anti- musulmanismo ontológico, que ya existía como uno de los fundamentos principales de Occidente. Lo que la llamada "Guerra contra el terrorismo" generó fue una industria en torno a la islamofobia, y esto dio lugar, y sigue dando lugar, a la característica de "desechabilidad" mencionada anteriormente.

La noción de que los musulmanes son el "Otro" por excelencia de Occidente no es en absoluto producto exclusivo de la "Guerra contra el Terrorismo". El historiador T. Mastanak, en su libro "Europe and the Muslims: The Permanent Crusade", argumenta que al menos desde el siglo XI se construyó a los musulmanes no solo como el "Otro", sino específicamente como el principal enemigo de la cristiandad latina. Mastanak explica también que esta mentalidad de cruzada, típica de la Edad Media occidental, continúa presente en la actualidad. Por lo tanto, se puede afirmar que el discurso contemporáneo del terrorismo simplemente ha rearticulado en un lenguaje más moderno una idea que ha estado presente desde los inicios mismos de Occidente.

Lo que sí desencadenó la llamada "Guerra contra el Terrorismo" fueron una serie de nuevas medidas y poderes "antiterroristas", supuestamente destinados a prevenir el extremismo y la radicalización. Este poder para legislar y designar grupos como terroristas tiene raíces históricas, ya que las administraciones coloniales lo utilizaron con frecuencia para sofocar revoluciones e impedir la resistencia. Esta genealogía colonial de la categoría "terrorismo", a menudo pasada por alto en los análisis más dominantes, es crucial para entender cómo este lenguaje busca etiquetar a ciertas poblaciones como "salvajes". Implica excomulgar a individuos, grupos o ideas fuera de la comunidad humana. Una vez identificados, se busca aniquilarlos, ya sea epistemológicamente, por ejemplo, a través de la censura, o físicamente, como se observa en Palestina.

Por lo tanto, es importante tener en cuenta que la actual "lucha contra el terrorismo" ha sido directamente influenciada por las técnicas perfeccionadas durante el periodo colonial por los imperios del siglo XX. En este sentido, se podría argumentar que el término "poscolonial", tan popular en la actualidad, podría generar una sensación artificial de distancia entre los actores contemporáneos y una historia colonial que sigue vigente y presente, incluso en manifestaciones menos evidentes pero igualmente duraderas.

La aplicación por parte del estado sionista de la etiqueta "terrorista" a la población palestina representa una continuidad con la estrategia empleada por los estados coloniales para distinguir su violencia estatal "legítima" del "terrorismo" de la resistencia anti-colonial.

En el contexto palestino, el uso de la categoría "terrorismo" por parte de los colonizadores señala una conexión entre la ocupación británica de los años 30 del siglo pasado y la ocupación sionista a partir de 1947. Ambos movimientos coloniales han utilizado y continúan utilizando el término "terrorismo" como un marcador civilizatorio para justificar su "lucha contra los no civilizados. En resumen, la atribución de la identidad "terrorista" tiene como propósito proveer una justificación moral para la violencia imperial y colonial. Los ejemplos de este uso retórico son abundantes, desde Afganistán e Irak hasta Yemen y Líbano.

La aplicación de la categoría "terrorista" a las poblaciones musulmanas en lugares de resistencia colonial, como Palestina, contribuye a que sean percibidas como "desechables" en términos existenciales. Esto implica que si estas poblaciones "rebeldes" no pueden ser asimiladas políticamente, la única opción aparente para lidiar con ellas es su eliminación física. Este proceso de eliminación, como el que se observa en Gaza, se justifica porque se continúa viendo al musulmán como un riesgo y una amenaza constante para el orden político occidental.

La etiqueta "terrorista" se utiliza para excluir a estas poblaciones o individuos de la categoría de seres humanos. Esta exclusión discursiva allana considerablemente el camino para su eliminación física, ya que otorga legitimidad a las acciones realizadas por el poder colonial.

La consideración de los palestinos como "desechables" debería entenderse, por tanto, como una nueva justificación colonial que subraya la necesidad de problematizar el supuesto momento "poscolonial" actual al tomar en consideración la perspectiva de los colonizados.

Por XAVIER VILLAR