Las guerras que libraron en 1948, 1963 y 1973 con el régimen sionista fueron el clímax de los esfuerzos de Egipto, Siria y Jordania para confrontar a esta entidad ilegítima. No obstante, los países árabes fueron severamente derrotados. En última instancia, varios líderes árabes, el más destacado de ellos es el infame presidente egipcio Anwar Sadat, optaron por normalizar lazos con el régimen de Tel Aviv en vez de continuar la lucha, a pesar de que los civiles palestinos estaban siendo masacrados a diario y su patria estaba siendo robada.
Dicha normalización no era solo un acuerdo de paz entre dos sistemas políticos, sino un paso para sacar a Egipto del conflicto árabe-israelí, particularmente teniendo en cuenta el potencial geográfico, demográfico y militar de Egipto.
Después de años de conflicto a partir de 1948, Egipto fue la primera nación árabe en negociar la normalización con Israel. La guerra de 1967 condujo a la ocupación de la península del Sinaí en Egipto, una región desértica escasamente poblada entre el mar Rojo y el mar Mediterráneo.
En octubre de 1973, las fuerzas egipcias cruzaron el Canal de Suez y recuperaron el control. Bajo la presidencia de Mohamed Anwar Sadat, Egipto en 1978 recuperó la soberanía total sobre la península del Sinaí después de firmar el tratado de paz con Israel.
Al mismo tiempo que los líderes reaccionares árabes mantuvieron su traición hacia la causa palestina, se estableció un movimiento de resistencia para liberar la Mezquita Al-Aqsa, ubicada en la ciudad de Al-Quds (Jerusalén). Durante estos años, la Resistencia evolucionó con recursos, armamento y respaldo limitados, y se convirtió en un baluarte inexpugnable que los planes malvados de los sionistas no lo pudieron romper. Además, impidió que Estados Unidos y sus lacayos árabes lograran sus nefastos objetivos. Hoy, los grupos de la Resistencia se han convertido en un factor clave en la dinámica política de Asia Occidental.
Cuando los líderes árabes propagaron la ilusión de la invencibilidad de Israel como excusa para su traición, un pequeño grupo, llamado Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), comenzó a desafiar este mito. En 25 de mayo de 2000, cuando el régimen sionista tenía bajo su control partes del sur de El Líbano, Hezbolá logró derrotar a este régimen y le obligó a retirarse de las sureñas zonas del territorio libanés después de 22 años de ocupación, consiguiendo así una victoria histórica ante el régimen de Tel Aviv.
Con las sucesivas victorias de Hezbolá, surgió una nueva oleada de ideología revolucionaria islámica entre las naciones árabes sobre la perspectiva de la caída final de Israel.
Tras esta humillación, las naciones árabes reconsideraron sus cálculos y estudiaron la situación. Ya saben que ese mito del ejército invencible se ha echado por tierra. Ya saben que cuando se lucha por la razón, por los derechos legítimos, Israel puede ser vencido y puede ser derrotado.
Por lo tanto, se desperdició el dinero invertido para convencer a las masas árabes de que la derrota de Israel era imposible. Era evidente que los líderes árabes, cuyos yates valían más que el presupuesto anual de Hezbolá, estaban siendo duramente reprendidos por sus amos en Estados Unidos, que los había puesto en el poder.
Por esa razón, los regímenes árabes reaccionarios fueron más allá del odio y la envidia, porque algunos emiratos árabes en el Golfo Pérsico consideraron que tener la imagen de Seyed Hasan Nasralá, líder de Hezbolá y héroe del mundo árabe que lucha contra Israel, era un crimen.
No obstante, los pueblos árabes entendieron el mensaje de la Resistencia y en respuesta a la cercanía de sus líderes con Israel, varias madres árabes pusieron los nombres de Hasan o Nasralá a sus bebés recién nacidos.
Dado que el modelo de Resistencia popular exitosa encabezada por Hezbolá desmanteló las falsedades e ilusiones fomentadas por los regímenes árabes sumisos, ahora se considera un modelo exitoso para la Intifada palestina y la fuerza que llevó a las naciones árabes a abandonar su humillación de décadas y reconsiderar sus cálculos con el régimen sionista.
mkh