Publicada: lunes, 2 de junio de 2025 18:18
Actualizada: lunes, 2 de junio de 2025 20:50

La serie ‘Narya’ es una historia sobre el poder y la perseverancia de mujeres iraníes modernas frente a una contranarrativa de Occidente.

Por Fateme Torkashvand

  • Drama: Narya
  • Director: Javad Afshar
  • Productor: Mohamad Mesripour
  • Guión: Hamid Rasoulpour
  • Elenco: Saman Saffari, Amir-Yal Arjmand, Kazem Balouchi, Fariba Motamed y los recién llegados Zahra Naderifar, Mohamad-Said Farazmand y Donya Fathi
  • Encargado por el Centro de Cine y Series del Servicio Mundial de IRIB

Aunque los medios occidentales a menudo retratan a las mujeres iraníes a través de lentes estereotipadas, la nueva serie Narya, producida por el Servicio Mundial de la Organización de Radio y Televisión de Irán (IRIB, por sus siglas en inglés), ofrece una contranarrativa convincente.

Este popular drama sigue a Houjan, una joven y brillante mujer kurda que administra una empresa de fabricación de componentes informáticos de alta tecnología en su ciudad natal de Kermanshah, situada en las faldas de la cordillera de Zagros en el oeste de Irán.

El viaje de Houjan no es nada fácil. Se enfrenta a un complejo laberinto de desafíos planteados por mafias globales y locales atrincheradas en negocios peligrosos e ilícitos.

A través de su apasionante historia, Narya dramatiza vívidamente los obstáculos de la vida real que los científicos, empresarios e innovadores iraníes han enfrentado durante las últimas tres décadas, desde sanciones crueles y paralizantes, aislamiento financiero y presiones sociales internas.

Pero las luchas y batallas de Houjan no son solo externas. También debe lidiar con la traición dentro de su propio equipo cuando uno de sus ingenieros clave es atrapado, sin saberlo, por agencias de espionaje extranjeras, una táctica demasiado común en los intentos de socavar el progreso científico en países considerados adversarios por las potencias hegemónicas occidentales.

Una escena del drama ‘Narya’

 

Como dijo el director Javad Afshar en una entrevista con ISNA: “Un día, me encontré con un artículo de un destacado político estadounidense que decía: ‘Nuestro enemigo es cualquiera que se acerque a nuestras líneas rojas científicas’”.

“En otras palabras, cualquier país o científico en cualquier parte del mundo que intente cruzar esas líneas se convierte en un objetivo: sujeto a reclutamiento, sabotaje o eliminación”.

Narya explora estas tres tácticas, arrojando luz sobre la guerra psicológica y política que se libra contra las naciones que luchan por alcanzar la autosuficiencia tecnológica y científica.

Sin embargo, la serie es mucho más que un thriller corporativo o de espionaje. Se adentra en los oscuros territorios del contrabando de diamantes, el mercado negro de manuscritos raros y el tráfico de tecnología avanzada.

Estas tramas superpuestas crean una narrativa rica en texturas que desafía a los espectadores intelectualmente y al mismo tiempo sigue siendo emocionalmente cautivadora.

Gestionar casi 100 personajes distintos, cada uno con motivaciones y arcos argumentales únicos, no es tarea fácil. Esta complejidad estructural se compensa con la claridad narrativa, un logro poco común en el género del thriller policiaco, que exige tanto profundidad narrativa como accesibilidad para el espectador.

Una escena del drama ‘Narya’

 

Más allá de su trama que invita a la reflexión, Narya impresiona por su excepcional calidad de producción. Filmada en más de 130 locaciones en cinco países, la serie ofrece una autenticidad visual impactante y una gran riqueza cultural.

El director Afshar, famoso por la serie Gandu, destaca que estos escenarios no solo sirven como espectáculo, sino también para mejorar el realismo y la resonancia emocional.

Desde las vibrantes calles de Estambul hasta los terrenos accidentados de las provincias occidentales de Irán, la diversidad geográfica agrega credibilidad y capas a la historia.

Al retratar el mosaico étnico de Irán (kurdo, turco, persa), Narya celebra la identidad multicultural de la nación y transmite sutilmente un mensaje de unidad a través de la diversidad.

La serie también destaca por su ejecución cinematográfica. La dirección de Afshar es precisa y decidida, utilizando amplios planos generales para evocar aislamiento y primeros planos cerrados para aumentar la tensión.

El ritmo es pausado, deteniéndose a menudo en momentos emotivos de crisis personal y complejidad moral. Una edición nítida, pero discreta permite que la cronología, con sus múltiples capas, se desarrolle con fluidez.

Uno de los logros más destacados de Narya reside en su música. La banda sonora, creada con un profundo sentido del suspenso y la profundidad emocional, realza la atmósfera sin recurrir a florituras grandilocuentes. En cambio, emplea tonos sutiles y persistentes que reflejan la carga emocional de cada escena.

Una escena del drama ‘Narya’

 

Este minimalismo de suspense funciona como un trasfondo psicológico que recuerda constantemente a los espectadores las amenazas omnipresentes sin eclipsar la narrativa. El delicado equilibrio entre sonido y silencio intensifica el impacto emocional de la serie y refleja las luchas internas y externas que enfrentan sus personajes.

En definitiva, Narya es mucho más que un drama criminal o corporativo. Es un retrato simbólico de la mujer iraní moderna, no como víctima de las circunstancias, sino como una fuerza de innovación y resiliencia.

Houjan, con su inteligencia, dignidad y perseverancia, es una metáfora de un movimiento social más amplio: el papel creciente de las mujeres educadas que impulsan la transformación científica y económica de Irán.

Quizás el elemento más poético de todos sea el propio título de la serie. “Narya” es “Irán” escrito al revés en persa: una inversión lingüística ingeniosa y deliberada, no accidental.

Refleja la tesis central de la serie: que dentro de Irán yace una fuerza de progreso más profunda, a menudo invisible, y que mujeres como Houjan son su corazón palpitante.

En un mundo que a menudo distorsiona, aísla o explota, Narya recupera la narrativa, recordándonos que el futuro de Irán bien puede ser moldeado por las manos decididas de sus capaces hijas.


Fateme Torkashvand es una periodista radicada en Teherán especializada en asuntos culturales.