“La soberanía es la línea roja, y rechazamos que los estadounidenses se queden bajo la cobertura de entrenamiento y asesoramiento, [además] no aceptamos la permanencia de ni siquiera un soldado en las bases militares Ain al-Asad [en la provincia de Al-Anbar (oeste de Irak)] y Al-Harir [ubicada al norte de Erbil]”, ha declarado Al-Ameri en un acto, según han recogido este sábado los medios locales.
En su discurso, Al-Ameri ha dicho que, con los sacrificios del pueblo iraquí, el país ha podido superar el terrorismo y el sectarismo y nunca volverá atrás.
De igual modo, ha advertido que, si las fuerzas estadounidenses quieren permanecer en Irak, deben aceptar las consecuencias de esta decisión equivocada.
El también destacado líder de las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) ha indicado que si Irakl necesita un entrenador o asesor militar extranjero, debe redactar un contrato que especifique la ubicación de estas fuerzas y su número y misión.
La presencia continua de las tropas estadounidenses se ha convertido en un tema polarizador, especialmente luego de la agresión. El asesor de Seguridad Nacional de Irak, Qasem al-Arayi, anunció el 9 de diciembre el fin de las misiones de combate de las fuerzas de la coalición estadounidenses, que supuestamente luchan contra el grupo terrorista Daesh, y el inicio de su retirada oficial del país árabe.
No obstante, los grupos de la Resistencia advierten de la interrupción de la retirada, debido a la falta de seriedad del país norteamericano. Ante tal situación, alertan que los ataques de las unidades de la Resistencia contra las tropas de ocupación continuarán hasta que salga el último soldado estadounidense de Irak.
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