“El reloj no retrocederá, no hay espacio para que el terrorismo vuelva a nuestro país. Puede cometer un crimen aquí o allá, pero no puede recuperar protagonismo”, dijo el sábado Amar al-Hakim, líder del Movimiento de Sabiduría Nacional de Irak.
Enfatizó también que el terrorismo ha perdido su base social, así como sus recursos humanos y los apoyos que recibía, sin embargo, agregó, resulta imprescindible mantenerse vigilante para establecer la seguridad en el país.
Conforme subrayó Al-Hakim, hoy en día, la organización terrorista Daesh no es una amenaza militar, sino que es “un desafío de seguridad”, por lo que es necesario hallar soluciones para desmantelar las células durmientes de esta banda takfirí en el territorio iraquí.
Combatir a Daesh requiere unidad, sostuvo para luego alertar que el terrorismo abusa los acontecimientos sociales y políticos para llegar a sus propios objetivos.
Al-Hakim realizó estas afirmaciones en el mismo día en que el grupo terrorista Daesh mató a 11 fuerzas populares iraquíes en un ataque perpetrado en la provincia central de Salah al-Din. Este fue el segundo de Daesh en esta semana. El jueves, la banda llevó a cabo un doble atentado suicida en Bagdad, capital iraquí, que se saldó con 32 muertos y 110 heridos, según las fuentes oficiales.
A pesar de que Irak anunció en diciembre de 2017 el fin de la lucha contra Daesh, los miembros que quedan de esta banda extremista todavía operan en el país. Para erradicarlos, en los últimos meses, las fuerzas iraquíes han efectuado varias operaciones de gran envergadura.
Bagdad apunta el dedo acusador a EE.U. por la crisis en Irak y denuncia que Washington apoya a Daesh para perpetrar atentados con el objetivo de desestabilizar el país árabe, en línea con sus planes imperialistas y para favorecer al régimen israelí.
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