“Tras retirarse las fuerzas extranjeras de seis bases militares en Irak, en las últimas semanas, estas tropas actualmente están desplegadas solo en tres bases militares”, dijo el miércoles el primer ministro iraquí en funciones, Adel Abdul-Mahdi, durante una sesión del Consejo de Seguridad Nacional de Irak.
Abdul-Mahdi remarcó que la situación, nuevamente alterada, del mundo urge a que el expediente de la presencia de fuerzas extranjeras sea reconsiderado.
En fechas recientes, las fuerzas de la coalición que encabeza EE.UU. en Irak han abandonado las bases Al-Qayyarah, al sur de Mosul; la K1, en Kirkuk; Al-Habaniya y Al-Qaim, en Al-Anbar; y otras dos al sur de Bagdad (capital iraquí) y en la provincia de Nínive.
Actualmente, los militares estadounidenses se encuentran en las bases principales de Ain Al-Asad, en Al-Anbar; Al-Balad, en Salah al-Din; y Al-Tayi, al norte de Bagdad.
La salida de EE.UU. de Irak constituye el núcleo de las peticiones tanto de los grupos de Resistencia como del Parlamento de Irak, que ratificó el 5 de enero la salida total de las tropas estadounidenses del territorio iraquí por sus agresiones y violaciones de la soberanía del país árabe.
El mismo miércoles, el premier designado de Irak, Mustafa al-Kazemi, expresó su determinación a acabar con cualquier presencia ilegal extranjera en suelo iraquí, incluida la de EE.UU.
Varios analistas advierten que el anuncio de la salida de EE.UU. de Irak “no es más que una medida maquillada” para consolidar su ocupación en este país.
Mientras tanto, se informa de que Washington está reubicando sus tropas en Irak, en el marco de los preparativos para atacar las posiciones de las Unidades de Movilización Popular de Irak (UMP o Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), integradas oficialmente en las Fuerzas Armadas de Irak.
Las fuerzas populares iraquíes han dicho, sin embargo, que harán frente a cualquier ataque de Washington, y han asegurado que están al tanto de los planes de Washington dentro y fuera de Irak.
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