“Las fuerzas de ocupación deberían enfrentar las consecuencias de su presencia ilegal (en Irak), desconociendo la voluntad y la dignidad del pueblo iraquí”, ha aseverado Kataib Hezbolá en un comunicado emitido este jueves.
El principal grupo de Resistencia iraquí, que forma parte de las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) ha enfatizado, asimismo, que “la humillación al pueblo iraquí no quedará impune”.
Kataib Hezbolá ha destacado en este sentido el derecho de los iraquíes a defender a su país y resistir ante las “fuerzas ocupantes e invasoras”, como está establecido en las normativas existentes y el derecho internacional.
En otra parte del comunicado, el movimiento de Resistencia ha rechazado las afirmaciones de Washington que acusa a Kataib Hezbolá de estar detrás de un ataque lanzado el miércoles pasado contra la base militar de Al-Tayi, que alberga tropas de EE.UU., cerca de Bagdad, la capital iraquí.
Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado la autoría del ataque con cohetes que dejó tres militares muertos, dos estadounidenses y un británico.
Diferentes comandantes de las Al-Hashad Al-Shabi han rechazado a su vez las acusaciones de EE.UU. calificándolas de “incorrectas y provocativas”, dejando en claro que si la Resistencia iraquí decide atacar blancos militares de EE.UU. lo anunciará públicamente.
En esta misma línea, ha asegurado que el ataque de Hezbolá iraquí contra posiciones de Washington sería equivalente en tamaño con el masivo ataque con misiles que Irán lanzó en enero pasado contra bases militares de EE.UU. en Irak en represalia al asesinato del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani.
La expulsión de las tropas estadounidenses se planteó después de que el 30 de diciembre, las fuerzas norteamericanas bombardearan varias posiciones de las Fuerzas Armadas de Irak, en el distrito de Al-Qaim, en la provincia de Al-Anbar (oeste).
Sin embargo, la gota que colmó el vaso y aceleró el proceso fue el asesinato el 3 de enero del teniente general Soleimani, y de Abu Mahdi al-Muhandis, subcomandante de Al-Hashad Al-Shabi, en un atentado perpetrado por Washington en Bagdad.
De hecho, tras ese acto criminal, el Parlamento de Irak aprobó el 5 de enero una resolución que pide la expulsión de todas las tropas ocupantes estadounidenses de suelo iraquí tras cerca de 17 años de presencia desestabilizadora.
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