Los migrantes despegaron a pie de la terminal de buses de San Pedro Sula, la segunda ciudad de Honduras, al norte de Tegucigalpa (capital).
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) anuncian que contabilizaron unos 1200 en un primer grupo, y cerca de 2000 en un segundo que partió horas después. Todos avanzaban a pie por grupos a la orilla de la carretera hacia la frontera con Guatemala por la aduana de Corinto, por momentos bajo una llovizna.
Los migrantes hondureños también denuncian la corrupción en el Gobierno del presidente Juan Orlando Hernández, en medio de la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19. Huyen del desempleo y en busca del sueño americano.
Desde octubre del 2018, una docena de caravanas de mil o más personas, y otra menores de cientos, han salido de San Pedro Sula, a chocar con el muro de militares y policías tendido por el presidente Donald Trump en la frontera con México.
Salvadoreños, guatemaltecos y mexicanos se han ido agregando en el camino hasta formar grupos de decenas de miles de personas, que desafían así las políticas antimigratorias de la Administración de Donald Trump.
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