Cuando Juan Orlando Hernández tomaba posesión del poder por cuatro años más, en su discurso prometió los mimos cambios y reformas que en su toma de posesión del año 2014. Hoy los hondureños lo aplazan a un mes de su juramentación.
La represión en las calles contra los opositores no ha cesado, incluso ha aumentado la persecución y algunos son ya presos políticos. Las manifestaciones han sido prohibidas y las redes sociales controladas.
En el sector económico, los hondureños sufrieron cinco aumentos consecutivos a los carburantes y reajustes a los costos de la energía eléctrica en el último mes. Lo único que sostiene el Gobierno es el apoyo del presidente de EE.UU., Donald Trump, y los militares.
Juan Orlando Hernández busca legitimar su Gobierno con apoyo internacional. A más de tres meses de las elecciones presidenciales, los hondureños no lo reconocen como su presidente, y aún más cuatro años llenos de mentiras y que no cumpliera sus promesas de campaña.
Juan Orlando Hernández goza de una baja popularidad, y una percepción de tráfico de influencias e impunidad en casos emblemáticos de corrupción.
La oposición política está decidida a seguir protestando y el pueblo hondureño en su gran mayoría aplaza al actual Gobierno, a excepción de los empleados públicos que gozan de un trabajo en la administración del Estado.
Dassaev Aguilar, Tegucigalpa.
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