En el inicio de la segunda semana de las protestas, miles de guatemaltecos salieron a las calles de todo el país para exigir la renuncia de la fiscal general, Consuelo Porras, a quien acusan de interferir en el proceso electoral del país latinoamericano y de persecución contra el presidente electo, Bernardo Arévalo. Se registraron choques con la policía y hubo varios heridos.
Coreando consignas como “¡Fuera corruptos!”, y “¡Fuera golpistas!”, los indignados expresaron su rotundo rechazo a la decisión de la fiscalía general de allanar el tribunal electoral por presuntas anomalías en las elecciones disputadas en primera y segunda ronda, en junio y agosto pasados.
Denunciaron que las actuales autoridades en colusión con la fiscalía pretenden socavar los resultados de los comicios presidenciales, en los que resultó ganador Bernardo Arévalo.
No obstante, la fiscal general hace oídos sordos y ha descartado en reiteradas ocasiones la renuncia. Por su parte, el presidente Alejandro Giammattei criticó enérgicamente las protestas y los bloqueos de las carreteras, aseverando que reciben financiamiento desde el extranjero y omitió hablar de Consuelo Porras.
A su vez, el presidente electo, Bernardo Arévalo, considera que los funcionarios de la fiscalía atentan contra la democracia y buscan evitar que asuma la presidencia el 14 de enero. Los acusa de liderar un “golpe de Estado en curso” por el temor de las élites del poder a su promesa de lucha contra la corrupción.
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