El Ejército brasileño invitó el miércoles a los medios a observar la destrucción de 8549 armas de fuego decomisadas a delincuentes, entregadas voluntariamente o retiradas de los arsenales de la policía.
Las armas que iban bajo la aplanadora “ya no se necesitaban como evidencia en los juicios”, dijo el general Fernando Soares a los periodistas en la ciudad de Río de Janeiro, en el sureste de Brasil.
“Hay todo tipo de armas, desde una ametralladora de la Segunda Guerra Mundial hasta pistolas pequeñas”, añadió Soares.
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