La jugadora de la selección española Jenni Hermoso negó el viernes que el beso que le dio el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), José Luis Rubiales, en la ceremonia de entrega de premios del Mundial de Australia y Nueva Zelanda fuese consentido.
“Me sentí vulnerable, víctima de una agresión en un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte. Sencillamente, no fui respetada”, declaró la futbolista en un comunicado, rechazando el alegato de Rubiales de que la jugadora le había dado permiso.
En su nota, la futbolista aseguró que tanto ella como su entorno ha recibido presiones para realizar una declaración conjunta, que rebaje la tensión sobre Rubiales.
Además, Hermoso y otras 80 futbolistas han firmado un comunicado expresando su rechazo a las palabras de Rubiales y a sus acciones y han anunciado que no volverán a vestir la camiseta de la selección mientras sigan los actuales dirigentes.
Entretanto, el presidente de la RFEF, tras minimizar su acto, del pasado 20 de agosto, pidiendo disculpas a medias, dijo este viernes que no iba a renunciar.
Borrell y su exabrupto machista
En medio de la polémica reciente, Josep Borrell, el máximo diplomático de la Unión Europea, hizo un comentario con tintes machistas.
“Ahora son nuestras mujeres las que ganan, que están aprendiendo a jugar al fútbol tan bien como los hombres”, dijo Borrell durante una intervención televisada.
Lo que no tomó en cuenta el alto diplomático de la UE es que las mujeres están repuntando cada vez más en el fútbol y en otros deportes, no es porque no hayan sido capaces de hacerlo antes, sino porque no tuvieron espacio por la discriminación y los prejuicios, como demuestran estos hechos, siguen ahí.
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