Cinco personas, entre las que figura un niño de ocho años, perdieron la vida y otras tres resultaron heridas en un tiroteo en una vivienda en el condado de San Jacinto, Texas. Según informó el sheriff, Greg Capers, las víctimas, todas de origen hondureño, recibieron disparos en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una “ejecución”.
El atacante, de nacionalidad mexicana y conocido en el vecindario por su afición a disparar con el fusil en su jardín, irrumpió en la vivienda de sus vecinos después de que ellos le pidieran que dejara de disparar a medianoche porque era muy tarde y un bebé intentaba dormir.
El tirador está prófugo y podría estar armado con un fusil de asalto AR-15, un arma usada en muchos de los tiroteos de los últimos años. Las autoridades locales han ofrecido una recompensa de cinco millones de dólares a quien aporte información sobre su paradero.
EE.UU. se enfrenta diariamente a un viejo problema sin resolver: la violencia armada. Miles de personas son asesinadas o resultan heridas por disparos en todo el país cada año. La oenegé Gun Violence Archive, que monitorea los incidentes con armas de fuego, ha registrado 174 tiroteos masivos solo en lo que va del año.
La mayoría de tiroteos masivos se cometen en lugares públicos como centros educativos o supermercados. La facilidad para adquirir casi cualquier tipo de arma de fuego y distintas leyes estatales que permiten su porte visible u oculto, son las principales causas del elevado número de incidentes mortales.
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