El inquilino de la Casa Blanca tiene previsto visitar la región de Asia Occidental entre el 13 y el 16 de julio; en un artículo publicado el sábado en The Washington Post, sostuvo que su objetivo es fortalecer los lazos bilaterales con la monarquía árabe basándose en los intereses mutuos.
“Como presidente, es mi trabajo mantener a nuestro país fuerte y seguro [...] cuando me reúna con los líderes saudíes el viernes, mi objetivo será fortalecer una asociación estratégica basada en intereses y responsabilidades mutuos [...] y promoverá importantes intereses estadounidenses”, dijo el mandatario estadounidense.
Biden también se refiere al llamado de Washington a aumentar la producción de petróleo saudí con la esperanza de controlar los crecientes costos del combustible y la inflación, distanciándose de los esfuerzos de larga data para condenar al ostracismo del príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, por el brutal asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi en 2018.
Biden admite críticas contra esta visita pero insiste en hacerla
Además, el mandatario norteamericano admitió que hay muchos que no están de acuerdo con su decisión de viajar a Arabia Saudí. No obstante, añadió que está determinado a realizar la visita alegando ser defensor de los derechos humanos.
Biden también indicó que será el primer presidente en volar desde los territorios ocupados por Israel a la ciudad saudí Yida (sur) la próxima semana, lo que, según dijo, sería un pequeño símbolo de “pasos hacia la normalización” entre el régimen de Tel Aviv y el mundo árabe.
Eso mientras, el proceso de acercamiento árabe-israelí es un legado de la anterior Administración estadounidense, presidida por Donald Trump, y es ampliamente rechazado por muchos países árabes y el pueblo palestino, pues obstaculiza la formación de un Estado palestino y da total impunidad a la agresión, ocupación y la represión israelí contra los palestinos.
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