La Nueva Ruta de la Seda es un enorme proyecto comercial, diseñado por China y lanzado en 2013, que pretende conectar Europa, Asia del Sur y Oriental, Asia Central, Asia Occidental y América Latina, con el fin de aumentar el desarrollo económico del mundo.
EE.UU. es un férreo crítico de la iniciativa, e incluso ha estado ejerciendo presión contra diferentes países para que no se adhieran al proyecto chino. Pues, Washington considera la Nueva Ruta de la Seda como un gran desafío a sus intereses ante uno de sus principales rivales, el gigante asiático.
Ubicado entre China y Europa, Kazajistán sirve como enlace clave en el proyecto del Cinturón y la Ruta de Seda y cuenta con Pekín como su segundo socio comercial más grande y su principal destino de exportación.
De acuerdo con los expertos, los recientes disturbios en Kazajistán han aumentado la escalada de tensiones entre los rivales tradicionales, Estados Unidos y Rusia, al tiempo que ponen al descubierto el papel desestabilizador de Washington en la región.
La escalada en Kazajistán sería una oportunidad para EE.UU. y su meta de evitar que la iniciativa china progrese y logre sus objetivos económicos.
Mientras que el Gobierno kazajo acusa a EE.UU. de “socavar la seguridad y la integridad” del país, los expertos vuelven a vincular estos desarrollos desagradables con la ambiciosa Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de China, de la cual Kazajistán es un engranaje vital.
Desde el 2 de enero, miles de manifestantes han salido a las calles de Kazajistán para protestar contra el aumento del precio del gas licuado. En este marco, el Gobierno ha denunciado que varias regiones del país fueron escenario de disturbios y actos de vandalismo organizados por provocadores y elementos criminales.
El domingo, el Ministerio de Sanidad kazajo confirmó la muerte de 164 personas durante una semana de caos en el país.
mmo/ctl/ftn/rba
