Según informó el martes el portal estadounidense Bloomberg, citando a personas familiarizadas con el asunto, el barco, que está completamente cargado y podría transportar más de 2 millones de barriles, según los documentos de envío, se dirige a EE.UU., después de que el Departamento de Justicia de EE.UU. emitiera una orden de embargo.
Las fuentes, bajo anonimato, indicaron que la orden de incautación se emitió antes de que el nuevo presidente de EE.UU., Joe Biden, sucediera a Donald Trump.
El exmandatario estadounidense había dado la orden como parte de su intento de bloquear las exportaciones de energía de Irán y después de que el propietario griego del barco Achilleas, Capital Ship Management Corp., alertó a las autoridades de EE.UU. sobre la posibilidad de que hubiera tomado “sin saberlo” crudo iraní, después de creer inicialmente que provenía de Irak.
Este no es el primer intento de Washington de incautar petróleo iraní, pero todos los envíos de Irán han llegado a sus destinos después de las severas advertencias de represalias por parte de Teherán.
En 2020, Washington reclamó haber interceptado embarcaciones que, según dijo, transportaban gasolina desde la República Islámica a Venezuela, pero los funcionarios iraníes rechazaron rotundamente la acusación.
El ministro iraní de Petróleo, Biyan Namdar Zangane, dijo en su momento que “ni los barcos ni los cargamentos pertenecían a Irán” y que los cargamentos incluían gasolina iraní FOB (acrónimo en inglés de Free On Board) que ya se había vendido a Venezuela y, en realidad, EE.UU. incautó una carga que era de propiedad venezolana.
Todos estos intentos constituyeron parte de la política que el gobierno de Trump denominaba como la “máxima presión” contra el país persa, después de que el exinquilino de la Casa Blanca retirara a su país unilateralmente del pacto nuclear firmado con Irán —de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés)— en mayo de 2018.
Desde entonces, Washington impuso varias tandas de sanciones al país persa e intensificó su campaña de presión económica contra la República Islámica. No obstante, según las autoridades iraníes, esta política de “máxima presión” fracasó por completo.
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