John Fitzgerald se aseguró el mes pasado uno de los dos primeros puestos en las elecciones primarias del estado sudoriental estadounidense, en las que los dos primeros votados llegan a las elecciones generales sin importar su afiliación partidista. Fitzgerald se enfrentará en noviembre al actual representante demócrata, Mark DeSaulnier.
El candidato republicano llama a la población, desde el sitio web de su campaña, a tomar conciencia del “supremacismo judío”. La semana pasada dijo en un programa de radio que “todo lo que nos dijeron sobre el Holocausto es mentira”.
En una entrevista con The New York Times publicada el viernes, afirma además que el “Holocausto judío” fue una “fabricación completa” y culpa al régimen israelí de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en la ciudad de Nueva York y la sede del Pentágono, en el noreste de los Estados Unidos.
¡Todos los estadounidenses deberían estar indignados sabiendo que nuestros políticos y militares están malgastando dinero de los contribuyentes en guerras interminables, ilegales e inconstitucionales por el bien de Israel desde el 11 de septiembre de 2001!”, enfatiza el candidato al Congreso de Californa John Fitzgerald.
Fitzgerald, que se identifica más como independiente y quien anteriormente se postuló para el Congreso como demócrata, asegura tener amigos judíos y niega ser antisemita, un término que confunde religión, nacionalidad, los movimientos racistas europeos anteriores a la Segunda Guerra Mundial y el llamado “Holocausto judío”.
“¡Todos los estadounidenses deberían estar indignados sabiendo que nuestros políticos y militares están malgastando dinero de los contribuyentes en guerras interminables, ilegales e inconstitucionales por el bien de Israel desde el 11 de septiembre de 2001!”, denuncia en su página web.
El Partido Republicano de California respaldó a Fitzgerald en su carrera en aplicación de un mecanismo automático, pero retiró su apoyo en mayo después de conocer sus puntos de vista.
Al aspirante a congresista no le sorprende la respuesta de la formación ni que rechace y condene sus tendencias políticas, ya que los dos grandes partidos estadounidenses están controlados por “elitistas judíos”, asegura en la entrevista.
En la política estadounidense actual (y en otros ámbitos) puede resultar muy caro alzar la voz contra Israel; son numerosos los políticos que han sido tumbados por el lobby israelí por haber condenado o criticado al régimen de Tel Aviv.
snr/mla/alg/rba