El hijo de Diana asiste a la escuela en donde ocurrió la masacre perpetrada por las armas de fuego en manos de Nikolás Cruz, de 19 años.
A su vez, este padre de familia confirma el estado de ánimo en el que vive su familia desde los lamentables eventos.
A mis espaldas una escena familiar y casi lamentablemente cotidiana en las ciudades estadounidenses. Y es que después de las masacres y el entierro de los muertos la pregunta sigue siendo la misma: ¿Cómo es posible que 380 millones de armas de fuego sigan circulando en las calles de Estados Unidos?
Y también otra interrogante: ¿De dónde sacan la cara los políticos de turno a momento de dar condolencias? Si todo el mundo sabe que tienen los bolsillos llenos de dinero procedente de la industria armamentista.
Marcelo Sánchez, Fort Lauderdale.
akm/msf
