Como si se tratara de una boca gigante dispuesta a revelar sus secretos más íntimos, la Cova Gran de Santa Linya no deja de hablar a los arqueólogos que desde hace quince años excavan en el suelo de este importante yacimiento arqueológico, el único de Cataluña con una secuencia ininterrumpida de ocupación de 50.000 a.C a 3000 a.C, es decir, toda la Prehistoria en un mismo lugar.
De ahí que la cueva, que en realidad es un imponente abrigo en semibóveda de unos 25 metros de alto, 50 de largo y más de 2500 metros cuadrados de superficie, cuente con la catalogación de Bien Cultural de Interés Nacional. De momento, las excavaciones han revelado, por ejemplo, que neandertales y homo sapiens, dos especies que convivieron en el tiempo, ocuparon ese lugar, pero sin mezclarse entre ellos. Un dato para nada baladí, ya que una de las grandes discusiones e incógnitas de la Prehistoria gira en torno al tipo de relación que pudieron mantener, si realmente la hubo. Y según los datos arqueológicos recogidos en Santa Linya, la respuesta es clara.
Ahora bien, el equipo de excavación que lidera Rafael Mora, arqueólogo y catedrático de Prehistoria de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), decidió alzar por unos días la vista del interesante y rico suelo del yacimiento para centrarse en las paredes del abrigo, aparentemente despojadas de arte rupestre. Y fue así que, casi por azar, dio con el gran hallazgo: unos grabados paleolíticos, los primeros documentados en Cataluña de este periodo, lo que los convierte en la manifestación artística más antigua del país.
De momento hemos encontrado nueve puntos de grafías y pintura rupestre, aunque en este último caso no son más que manchas”, explica Rafael Mora, arqueólogo y catedrático de Prehistoria de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

“De momento hemos encontrado nueve puntos de grafías y pintura rupestre, aunque en este último caso no son más que manchas”, explica Mora. “Son únicos”, determina Jezabel Pizarro, la arqueóloga que encontró los primeros grabados. “No existe un hallazgo similar en Cataluña”, valora satisfecha. “Solo en la zona de Capçanes parecería que hubiese arte paleolítico, pero no lo tenemos documentado, la mayoría es neolítico”, agrega Maite Miró, jefa de Arqueología y Paleontología de Patrimoni Cultural de la Generalitat.
Para estudiarlos, esta pasada campaña recientemente concluida contó con la participación de dos investigadores expertos en la materia, Rafael Martínez y Pere Guillem Calatayud, de la sección de Arqueología y Arte Rupestre del Institut Valencià de Conservació i Restauració de Béns Culturals de la Generalitat Valenciana. “Se trata de signos poco explícitos, lo que no le resta importancia”, apunta Martínez antes de destacar “el vacío de manifestaciones de arte paleolítico existente en Catalunya”, un hecho que no ocurre en el resto de la península.
Las encontradas en Santa Linya muestran “retículas, una figura zoomorfa, haces de líneas, restos de husos y un motivo en forma de vulva”, detalla Martínez. “No son estéticamente espectaculares, pero sí lo son en el contexto de la cueva”, apunta.
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