Felipe VI dio un fuerte espaldarazo en La Habana, la capital cubana, a los empresarios españoles que se enfrentan en Cuba a las graves dificultades derivadas de la escalada de sanciones de la Administración del presidente de EE.UU., Donald Trump, y la aplicación de la Ley Helms-Burton, que ha abierto la puerta a que muchas de estas compañías sean demandadas en Estados Unidos.
En una recepción con la colonia española, el monarca español destacó los vínculos comerciales de su país con la isla caribeña, las más importantes y amplias de un país europeo y denunció las condiciones adversas que genera el bloqueo estadounidense a Cuba a las empresas españolas.
Por otra parte, defendió los derechos humanos y la democracia en Cuba y subrayó que es el propio pueblo cubano el que debe decidir sobre su futuro porque los cambios en un país no pueden ser impuestos.
A su vez, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, reivindicó el modelo cubano que aseguró que está dirigido a conseguir el mayor bienestar para los ciudadanos y agradeció el apoyo de Madrid a La Habana ante el bloqueo estadounidense.
Actualmente, las históricas relaciones entre Cuba y España transcurren favorablemente, en un ambiente de respeto mutuo, diálogo político y cooperación para impulsar los temas fundamentales de la agenda bilateral.
Aún así, media decena de empresas españolas se enfrentan a demandas millonarias en Estados Unidos por parte de descendientes de cubanos por territorios expropiados por la Revolución.
Amparándose en el artículo 13 de la Convención de La Haya, el Gobierno español ha comunicado a dichas compañías que no reconoce la extraterritorialidad de la Ley Helms-Burton, proyecto legislativo que contempla la internacionalización del bloqueo; la negativa de créditos y ayuda financiera a países y organizaciones que favorezcan o promuevan la cooperación con Cuba.
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