Este proceso funciona de modo que los cubanos elegirán con voto directo a los delegados a las Asambleas Provinciales del Poder Popular y los diputados a la Asamblea Nacional. Los nominados electos posteriormente serán los encargados de votar por el Consejo de Estado.
Así pues, este 11 de marzo, los ciudadanos de las 168 provincias de Cuba elegirán como mínimo 75 delegados, una cantidad distinta en cada provincia.
Por ejemplo, en las provincias que tienen más de 750.000 y hasta 1.500.000 habitantes se elige un delegado por cada 10.000 habitantes. En las provincias con menos de 750.000 habitantes el número de delegados se define con la división del número de habitantes de la provincia entre 75.
Los diputados se eligen por voto directo de los habitantes del municipio y tienen competencias en ámbito nacional. Se elige un diputado por cada 20.000 habitantes de un municipio. En los municipios con menos de 30.000 habitantes se eligen siempre dos diputados. En total son 605 nominados para diputados.
Después de las elecciones, el Parlamento designa a 31 miembros para el Consejo de Estado, quienes seleccionan entre ellos al nuevo presidente. Raúl, de 86 años, que sucedió en el poder a su hermano Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, cumple una década en el mandato, plazo límite fijado por él mismo para ejercer la presidencia en Cuba. Tanto cubanos de a pie como analistas creen que será reemplazado por el vicepresidente primero, Miguel Díaz Canel, de 57 años.
Más de 8 millones de cubanos están convocados a este evento democrático cuya fecha no es casual. Es el 57 aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos (Playa Girón), “la primera derrota del imperialismo yanqui en América Latina”. El nombre del nuevo gobernante se conocerá el 19 de abril.
De cara a las elecciones cubanas, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, llamó a desconocer estos comicios, y se manifestó en contra de un sucesor del presidente cubano, que no haya sido elegido ‘democráticamente’ por el pueblo. Esta declaración ha sido rechazada por La Habana, que también ha denunciado intentos extranjeros de sabotear las elecciones.
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