El desarrollo de la petroquímica fue un tema que llamó la atención tras el triunfo de la Revolución Islámica. El objetivo principal ha sido reducir la exportación del crudo.
Irán es considerado uno de los mejores lugares para la industria de la petroquímica por gozar de grandes reservas de gas, como la materia prima para la petroquímica, tiene largas costas, se ubica cerca del mercado de destino, y tiene gran número de especialistas en el área.
Este año, se prevé una exportación de 21 millones de toneladas de productos petroquímicos, equivalente a unos 13 mil millones de dólares. La petroquímica Karun, en la ciudad sureña de Mahshahr, es una de las muestras exitosas de la industria, especializada en los diisocianatos.
La refinería Bidboland, en el sur de Irán, es un proyecto con una inversión de más de 3 mil millones de dólares. Dentro de un año se pondrá en marcha de forma oficial. Su función principal es recolectar los gases del petróleo y transferirlos a ciclo de la petroquímica; gases como el metano, etano y el propano, entre otros productos. Cuando empiecen las labores, tendrá un ingreso de 700 millones de dólares anuales, un megaproyecto con 8500 empleados.
Según las estadísticas, tras la Revolución Islámica en Irán, se han inaugurado 63 unidades de petroquímica. En una comparación se puede ver que el país persa ha logrado avances considerables en este ámbito: en 1979 Irán producía 1,6 millones de toneladas de productos petroquímicos, en 2018, la cifra aumentó a unos 64 millones de toneladas anuales.
Según los expertos, una buena gestión del precio de la materia prima para la industria, puede llevar a la petroquímica iraní a duplicar su producción hasta unos 150 millones de toneladas anuales.
Ali Gudarzi, Mahshahr.
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