El depuesto mandatario boliviano destacó el lunes el “amplio” triunfo de Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) —partido al que pertenece Morales—, en la primera vuelta de las elecciones, con el 52,4 por ciento de los votos.
“El MAS es el único movimiento con visión de país, con un programa”, subrayó Morales, para luego matizar que “tarde o temprano” volverá a Bolivia. “Es cuestión de tiempo. Mi gran deseo es volver a Bolivia”, enfatizó desde Buenos Aires (capital argentina), donde se encuentra refugiado.
Según el líder indígena, el triunfo de Arce revela que ni su persona ni su bloque alteraron las elecciones presidenciales de 2019, de las que Morales salió ganador. La oposición no aceptó el resultado y realizó una serie de protestas violentas, por lo que Morales se vio obligado a renunciar para garantizar la paz en el país.
“El año pasado ganamos sin ningún fraude las elecciones. Y este resultado demuestra que no hubo fraude”, remarcó, para después insistir en que el Ejecutivo de Jeanine Áñez, que ha gobernado de facto el país tras su salida, protagonizó un golpe de Estado en su contra.
Morales siguió desde Argentina las elecciones en su país sin votar ni cumplir agenda pública alguna debido a la inhabilitación, por motivos políticos, que le impide empadronarse en Buenos Aires, donde se encuentra refugiado tras el golpe de Estado de noviembre de 2019.
En su campaña, el delfín de Morales prometió mejorar los ingresos de los bolivianos, principalmente, a través de no pagar la deuda externa del país por dos años. Y ahora ha garantizado reconstruir la economía con el apoyo de los pueblos indígenas.
Los expertos califican la contundente victoria del MAS en la primera vuelta de las elecciones generales de Bolivia de un fuerte fracaso para EE.UU., que es el principal patrocinador de los golpistas en el país sudamericano.
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