“Dado que Myanmar (Birmania) rechazó el acceso de los investigadores (de la ONU) especializados en derechos humanos, no se puede realizar enteramente la evaluación actual, pero la situación parece ser un ejemplo de libro de limpieza étnica”, ha declarado este lunes el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al-Husein, en la apertura de la 36ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH) en Ginebra (Suiza).
El ACNUDH creó el 24 de marzo “una misión internacional independiente” para investigar la violencia que ha iniciado el Ejército birmano contra la minoría musulmana Rohingya, pero Myanmar no autorizó a los expertos viajar a la zona.
Los rohingyas, tratados como extranjeros en Myanmar, un país en donde más del 90 % de la población profesa el budismo, son considerados apátridas a pesar de que algunos están instalados en ese país desde hace generaciones.
Dado que Myanmar (Birmania) rechazó el acceso de los investigadores (de la ONU) especializados en derechos humanos, no se puede realizar enteramente la evaluación actual, pero la situación parece ser un ejemplo de libro de limpieza étnica”, afirma el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad Zeid al-Husein.
Esta desmedida represión del Ejército birmano contra los rohingyas es claramente desproporcionada y no toma en cuenta los principios fundamentales del derecho internacional, ha precisado el Alto Comisionado.
Asimismo, ha agregado que el ACNUDH recibe múltiples informes e imágenes satelitales que muestran a las fuerzas de seguridad de Myanmar y a las milicias locales incendiando pueblos rohingyas.
Al mismo tiempo, este ente recibe también informaciones coherentes que dan cuenta de ejecuciones extrajudiciales, incluso disparos contra civiles que huyen de la represión ejercida por los militares birmanos, ha manifestado Al-Hussein.
Según las últimas cifras de Naciones Unidas, casi 146.000 personas, la mayoría musulmanes de la minoría Rohingya, se refugiaron en el vecino Bangladés.
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