En un comunicado emitido este jueves, la organización de defensa de los derechos humanos ha denunciado que las citadas municiones, de fabricación brasileña, fueron utilizadas el 15 de febrero en los bombardeos saudíes contra tres distritos residenciales y tierras agrícolas de la provincia de Saada, en el norte de Yemen.
Como consecuencia del referido ataque, dos civiles resultaron heridos, agrega AI, para después recordar que el régimen saudí y sus aliados ya habían recurrido a ese tipo de armas en Yemen en octubre de 2015 y mayo de 2016.
Arabia Saudí "justifica absurdamente su uso de municiones de racimo al afirmar que está en línea con los derechos internacionales a pesar de la evidencia concreta del costo humano que supone para los civiles atrapados en el conflicto", ha denunciado Lynn Maalouf, directora adjunta de la Amnistía Internacional en Beirut.
Arabia Saudí "justifica absurdamente su uso de municiones de racimo al afirmar que está en línea con los derechos internacionales a pesar de la evidencia concreta del costo humano que supone para los civiles atrapados en el conflicto", ha denunciado Lynn Maalouf, directora adjunta de Amnistía Internacional en Beirut (capital libanesa).
"Las bombas de racimo son armas intrínsecamente indiscriminadas que provocan un daño inimaginable a los civiles", ha agregado la activista.
AI también ha pedido a Brasil unirse a la Convención Internacional sobre las Armas de Racimo, al mismo tiempo que insta a Arabia Saudí y sus aliados a detener el uso ilegal de este tipo de municiones.
Mencionar que pese a los llamados de la comunidad internacional, hasta el momento Arabia Saudí, Estados Unidos y Brasil se han negado a ratificar la citada convención, adoptada en mayo de 2008 por 116 países del mundo.
Las bombas de racimo contienen un dispositivo que, al abrirse, libera un gran número de pequeñas bombas capaces de perforar vehículos blindados con su carga explosiva, matar o herir a mucha gente de manera indiscriminada.
Desde marzo de 2015, Arabia Saudí y sus aliados emplean dichas bombas en suelo yemení, ignorando descaradamente la regulación internacional que establece que las municiones de racimo no deben utilizarse bajo ninguna circunstancia.
Conforme a las cifras divulgadas por la ONG yemení Centro Legal para el Desarrollo Humano, unos 12.041 civiles, incluidos 1870 mujeres y 2568 niños, han muerto en la campaña militar del régimen de Riad. Además, 19 millones de yemeníes sufren por la falta total de alimentos.
myd/anz/lvs/rba
