"Les conocemos desde la masacre de Srebrenica, conocemos su naturaleza perversa viendo la forma en la que acabaron con 8000 bosnios", ha dicho este martes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, refiriéndose a los miles de hombres y niños que fueron asesinados por los serbios de Bosnia en ese enclave.
Estas palabras, que reflejan que la guerra verbal entre ambos países está lejos de calmarse, Erdogan ha considerado que Europa “se está haciendo la difícil porque no es capaz de digerir que Turquía es más poderosa”, aludiendo de este modo a la negativa de varios países, entre ellos Holanda, a permitir que sus ministros celebren mítines a favor del referéndum del próximo 16 de abril, por el que Erdogan pretende reforzarse en el poder.
Les conocemos desde la masacre de Srebrenica, conocemos su naturaleza perversa viendo la forma en la que acabaron con 8000 bosnios", ha aseverado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Asimismo, ha hablado de las elecciones holandesas y ha pedido "a todos los extranjeros, musulmanes y turcos" en Holanda votar, pero contra los partidos "que consideran a Turquía como un enemigo". Sin mencionar nombres, ha descrito a los dos candidatos presidenciales del país europeo: "uno es racista y el otro es el partido que ahora gobierna" (refiriéndose al ultraderechista Geert Wilders y al liberal Mark Rutte, respectivamente).
En respuesta, el primer ministro holandés, Mark Rutte, ha considerado que las declaraciones de Erdogan son "repugnantes" e "inaceptables", y ha lamentado que "su tono se está volviendo cada vez más histérico".
El jefe del Gobierno holandés, que prohibió el aterrizaje del avión del ministro turco de Exteriores y deportó a la ministra de Familia y Política Social, aunque al principio pidió relajar la situación y dialogar con Ankara, ahora califica los insultos de Erdogan de "molestos", y lo acusa de dedicarse a "falsificar la historia" para atacar a su país, por lo que pide "no rebajarse a su nivel (de Erdogan) y seguir moviendo el país a un rumbo estable".
Las autoridades turcas suspendieron las relaciones de alto nivel con Holanda en respuesta a la decisión del Gobierno holandés de no permitir el pasado sábado el aterrizaje en suelo holandés del avión que transportaba al ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, y de expulsar a la ministra turca de Familia y Política Social, Betül Sayan Kaya.
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