Las declaraciones de Putin han sido formuladas durante su encuentro con el canciller sirio, Walid Al-Moalem, en Moscú, capital de Rusia, donde ha reiterado su firme apoyo al presidente sirio, Bashar al-Asad, cuyo Gobierno afronta una profunda crisis que aqueja al país desde hace cuatro años.
"Nuestra política dirigida a apoyar a Siria, sus autoridades y su pueblo seguirá vigente", ha recalcado Putin.
"Nuestra política dirigida a apoyar a Siria, sus autoridades y su pueblo seguirá vigente", ha recalcado el máximo mandatario de Rusia, quien ha asegurado que no escatimará esfuerzos para acabar con el terrorismo que ha sembrado caos en el país árabe.
En este mismo contexto, Putin ha hecho hincapié en la importancia de la cooperación y la unidad de los países de la región para combatir a los terroristas y ha manifestado que brindará su apoyo a la creación de una coalición regional centrada en erradicar a los extremistas.
De igual modo, ha hecho alusión a los crímenes de lesa humanidad del grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe) en el territorio sirio y ha urgido la necesidad de entablar una nueva ronda de conversaciones para abordar las vías existentes para eliminar a las bandas radicales.
El ministro de Asuntos Exteriores de Siria llegó el domingo a Moscú, capital rusa, y en la jornada de este lunes se ha reunido con su par ruso, Serguei Lavrov. El alto cargo ruso ha asegurado que el Kremlin ayudará a fortalecer la capacidad militar del país árabe.
Al-Moalem se ha referido a las declaraciones de Putin sobre la disposición de Arabia Saudí, Turquía y Jordania para luchar contra Daesh y ha aseverado que “estos países, en lugar de luchar contra el terrorismo, están alentando el terrorismo en Siria".
Durante los últimos años, algunos de los países occidentales y regionales como EE.UU., Arabia Saudí, Catar, Jordania y Turquía han otorgado todo tipo de asistencia a los grupos terroristas en Siria e Irak para promover sus propios objetivos políticos.
Cabe mencionar que Rusia ha sido uno de los países que siempre ha abogado por una solución política a la crisis en Siria, que hasta el momento se ha cobrado la vida de 230.000 personas desde 2011. Moscú fue anfitrión de dos tandas de diálogos políticos entre los negociadores de la oposición y del Gobierno sirio.
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