Las bases se establecieron el lunes en las afueras de la aldea de Al-Boudah, pocos kilómetros al noreste del paso fronterizo de Al-Tanf, entre el territorio sirio y el iraquí, donde Estados Unidos mantiene un despliegue militar para asesorar a los “rebeldes”.
El Ejército sirio, con el apoyo de combatientes del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), retomó Al-Boudah en una sorpresiva ofensiva el pasado 9 de junio, en represalia por ataques aéreos lanzados por aviones estadounidenses contra sus posiciones.
Con este avance, lograron asimismo impedir que el llamado Ejército Libre Sirio (ELS), cobijado por EE.UU., ampliara su dominio, además de cortar el acceso del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) al desierto sureño de la provincia central de Homs, limítrofe con Jordania e Irak.
Además, las fuerzas gubernamentales tienen ahora la capacidad de abrir una ruta terrestre que una la capital siria, Damasco, con la iraquí, Bagdad, pese a las amenazas de la llamada coalición contra EIIL liderada por EE.UU.
En su último avance en la zona, las tropas sirias se han hecho con el control de más de 20.000 kilómetros cuadrados, tras lo cual han recurrido ahora a crear fortificaciones antes de lanzar la segunda fase de su ofensiva contra Daesh.
El sureste de Homs es de suma importancia estratégica para el Gobierno de Damasco, ya que de controlar el paso de Al-Tanf crearía un enlace terrestre con las aliadas fuerzas iraquíes. Al-Tanf, además, da acceso a la provincia oriental de Deir al-Zur, que alberga la mayor cantidad de pozos petrolíferos del país.
El dominio sobre esta localidad facilitaría el traslado de tropas y municiones desde Irak hasta la costa mediterránea de Siria, razón por la cual el Departamento de Defensa de EE.UU. (Pentágono) no se ha quedado de brazos cruzados y ha bombardeado en más de una ocasión las posiciones del Ejército sirio en la zona.
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