"Utilizan las armas químicas como un pretexto para cargar la responsabilidad sobre el Gobierno del (presidente sirio) Bashar al-Asad", ha afirmado este sábado el exagente de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) Larry Johnson, citado por la agencia rusa de noticias RT.
Luego de destacar que esta campaña psicológica está planeada para dirigir una acción contra Al-Asad, ha lamentado la negativa de los países occidentales a reconocer que apoyan e incluso autorizan a los llamados “rebeldes moderados” en el país árabe.
Utilizan las armas químicas como un pretexto para cargar la responsabilidad sobre el Gobierno del (presidente sirio) Bashar al-Asad", ha afirmado Larry Johnson.
En 2013 el presidente estadounidense, Barack Obama, acusó al Gobierno de Damasco de utilizar armas químicas contra la población civil; alegación que fue ampliamente vista como un comienzo para una posible invasión estadounidense a Siria.
Al respecto, Johnson ha dejado claro que las armas químicas "pertenecen casi totalmente a los rebeldes y no al Gobierno" de Siria.
A su criterio, los llamados “rebeldes”, el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) y el Frente Al-Nusra (recientemente rebautizado como Frente Fath al-Sham) son los principales culpables de este tipo de ataques, lo que, ha añadido, no está oculto de la inteligencia estadounidense e israelí.
"Tanto EE.UU. como las agencias de inteligencia israelíes monitorizan en tiempo real las unidades químicas, las unidades militares en Siria que tienen la capacidad de lanzar armas químicas, sin embargo, no ha visto ningún tipo de actividad" por parte del Gobierno de Damasco, ha aseverado.
El Gobierno de Damasco, con el fin de evitar que EE.UU. usara las acusaciones sobre el uso de armas químicas por parte del Ejército sirio como posible excusa para una intervención militar en Siria, aceptó en septiembre de 2013 la iniciativa rusa de poner su arsenal de armas químicas bajo “control internacional” para su posterior destrucción.
Además, en diciembre de 2013, Siria solicitó voluntariamente su adhesión a la Convención sobre las Armas Químicas (CAQ), hecho que convirtió al país árabe en el Estado miembro número 190 de la la Organización para la Protección de las Armas Químicas (OPAQ).
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