Ocurre a veces en este oficio, que la realidad interrumpe el relato. Fue en la segunda serie de ataques artilleros ucranianos directos al centro de la ciudad de Donetsk, aparentemente destinados a demostrar que no están derrotados.
Este es el hotel Donbás Palace, una joya arquitectónica de los años 30, donde se hospeda la mayoría de los periodistas, y también altos funcionarios y diplomáticos.
Esta mujer, una transeúnte, se agregó a la lista de miles de ciudadanos del Donbás asesinados durante ataques cotidianos a las zonas civiles en los últimos ocho años. Eva Bartlett estaba ahí, y se salvó por azares del destino.
No sólo el hotel fue atacado, sino también el Teatro de la ciudad, donde se realizaba un funeral de Estado a la coronela de artillería Olga Kachura, de las milicias populares de Donetsk, fallecida el día anterior por un ataque ucraniano.
Algunos guardias resultaron heridos, pero los ataques sólo parecieron aumentar la determinación de la tropa de honrar a su legendaria jefa, también conocida como Korsa.
En total cinco personas, todas civiles, resultaron muertas por los ataques, especialmente en la segunda ola, que afectó avenidas céntricas y el radiante Bouleverd Pushkin, apenas una cuadra distante del teatro y el hotel.
La ciudad se vació en un instante. Mucha gente se ha ido de aquí, pero muchos otros se queda, y uno se pregunta qué hace que los jóvenes tras ocho años de agresiones, sigan empeñados en continuar sus vidas.
Alejandro Kirk, Donetsk.
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