Mediante un comunicado emitido este sábado, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha declarado que el Kremlin condena “firmemente” las nuevas medidas restrictivas del Occidente anunciadas esta semana, contra su aliado, Bielorrusia.
En este contexto, la vocera rusa ha calificado las medidas coercitivas de los países occidentales contra el Gobierno de Alexander Lukashenko como “inhumanas por naturaleza, debido al impacto negativo que tendrán en los ciudadanos comunes de Bielorrusia”.
La nota precisa que estos embargos son otro ejemplo de la injerencia en los asuntos internos de un Estado soberano y pide a los signatarios de las sanciones que renuncien a la “política de doble rasero” y apliquen un enfoque civilizado para encontrar una salida práctica de la crisis migratoria, en cooperación con el Gobierno de Bielorrusia.
El jueves, a través de un comunicado conjunto, Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y la Unión Europea (UE) intensificaron la presión sobre el Gobierno de Bielorrusia, ampliando las sanciones a altos funcionarios de Seguridad y Justicia, así como, a empresas, bajo la acusación de “orquestar la migración irregular” hacia territorio del bloque comunitario a través de las fronteras bielorrusas.
Desde el Occidente acusan a Minsk de impulsar la crisis migratoria con fines políticos, sin importar poner en peligro la vida de miles de personas que se encuentran en pésimas condiciones en la frontera bielorrusa-polaca con la esperanza de entrar en Europa.
No obstante, las autoridades bielorrusas han rechazado una y otra vez tales acusaciones y han denunciado el despliegue militar polaco cerca de sus fronteras y medidas para evitar el paso de los migrantes, usando la violencia física, gases y “disparando por encima de sus cabezas”.
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