• Soldados rusos sostienen su bandera nacional en un desfile militar.
Publicada: jueves, 26 de octubre de 2017 7:33

Un alto legislador ruso condenó la expansión de la OTAN en Europa, amenazando con una respuesta recíproca por parte del ‘poderoso’ Ejército ruso.

“Claro está que Rusia no lleva a cabo agresiones contra ningún Estado. Rusia tiene el Ejército más fuerte del mundo, pero no estamos creando comandos adicionales en (las fronteras del) oeste ni en ninguna otra parte”, indicó el miércoles el vicepresidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja del Parlamento ruso, Yuri Shvytkin.

Con estas palabras, el alto diputado ruso reprobó la decisión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de establecer dos nuevos comandos para fortalecer sus “puntos débiles” en caso de producirse una agresión por parte de Moscú.

Para Shvytkin, la medida de la Alianza Atlántica pone de relieve las ambiciones de este bloque para ampliar su infraestructura militar y suponer nuevos retos para Rusia.

Claro está que Rusia no lleva a cabo agresiones contra ningún Estado. Rusia tiene el Ejército más fuerte del mundo, pero no estamos creando comandos adicionales en (las fronteras del) oeste ni en ninguna otra parte”, indicó el vicepresidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja del Parlamento ruso, Yuri Shvytkin.

 

“Si esto llegara a suceder, ciertamente reaccionaríamos fortaleciendo nuestro poderío militar en el sector occidental” del país, advirtió el legislador ruso, según recogió el portal Newsweek.

Tal y como comunicó el miércoles el diario estadounidense The Wall Street Journal, citando a funcionarios de los países aliados, la medida de la OTAN se trata de un comando de soporte logístico que se encargará de un traslado más rápido de armas y tropas.

Mientras, el segundo comando tendrá la misión de defender, particularmente de los submarinos, importantes rutas marítimas en las zonas de los océanos Atlántico y Ártico.

Rusia y el Occidente siguen sin poder superar las tensiones que surgieron después de la crisis de Ucrania y la anexión de Crimea a Rusia en 2014, una situación que se agudizó con la posterior militarización de Europa por parte de la OTAN y EE.UU.

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