El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, durante una reunión mantenida este jueves con Ahmad al-Jarba, líder de la llamada 'El Mañana de Siria', un bloque de la denominada 'oposición moderada' siria, ha vuelto a destacar el papel constructivo de las zonas de disminución de tensiones en Siria para lograr mayor avance en la lucha contra el terrorismo en el país árabe.
“Un diálogo inclusivo, el régimen del cese del fuego y las zonas de desescalada, las que se propuso crear en el marco del proceso de Astaná (…), permitirán pasar de la confrontación a la cooperación en la lucha contra el terrorismo entre las fuerzas gubernamentales, progubernamentales y la oposición armada”, ha indicado el canciller ruso.
A principios de mayo, Irán, Rusia y Turquía firmaron un memorando sobre la creación de cuatro zonas de disminución de tensiones en Siria, en la provincia de Idlib (noroeste), en Guta Oriental (situado en los alrededores de la capital, Damasco), al norte de la ciudad de Homs (oeste) así como en el sur de Siria, sin embargo los grupos armados de la oposición han violado en numerosas veces el acuerdo sobre las zonas de desescalada.
Un diálogo inclusivo, el régimen del cese del fuego y las zonas de desescalada, las que se propuso crear en el marco del proceso de Astaná (…), permitirán pasar de la confrontación a la cooperación en la lucha contra el terrorismo entre las fuerzas gubernamentales, progubernamentales y la oposición armada”, ha indicado el canciller ruso, Serguei Lavrov.
Asimismo, Lavrov, destacando que el diálogo es la única vía para avanzar hacia la paz en Siria, ha asegurado que Moscú apoya toda iniciativa que se desarrolle en este camino.
El ministro de Exteriores ruso ha señalado que Moscú busca intensificar las conversaciones de Astaná (capital de Kazajistán, que acogió hasta el momento cuatro rondas de diálogos sobre la normalización en Siria), mientras apoya también los diálogos de paz avalados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las negociaciones para poner fin a la crisis siguen ahora dos circuitos paralelos: el proceso político formal que se lleva a cabo en la sede de la ONU en Ginebra (Suiza) desde 2014 y el de las conversaciones en Astaná por iniciativa de Turquía, que apoya a los rebeldes, y la alianza entre Rusia e Irán, aliados del Gobierno de Bashar al-Asad.
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