“No existen motivos para sospechar que Moscú haya violado la resolución 2231” del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), ha asegurado este miércoles el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov.
Dicha resolución —aprobada el pasado año en un intento por levantar sanciones antiraníes—, prohíbe suministrar, vender o transferir aviones de combate a la República Islámica, a menos que lo apruebe el Consejo.
No existen motivos para sospechar que Moscú haya violado la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), dice el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov.
El martes, se llegó a saber que aviones de combates rusos habían despegado de una base aérea en la ciudad iraní de Hamadán (oeste) para atacar posiciones de bandas extremistas en Siria, por primera vez desde el inicio de la campaña antiterrorista de Moscú en el país, hace casi un año.
Como era de esperar, el anuncio no fue bien recibido en el Departamento de Estado de EE.UU., cuyo portavoz adjunto, Mark Toner, dijo que las operaciones rusas que parten de suelo iraní podrían violar las decisiones de la ONU.
“No ha habido suministro, venta ni transferencia de aviones de combate a Irán”, ha declarado el canciller ruso, insistiendo en que las aeronaves son utilizadas por la propia Fuerza Aeroespacial rusa para bombardear objetivos terroristas en Siria.
Desde septiembre de 2015, y a petición oficial del presidente sirio, Bashar al-Asad, Rusia lleva a cabo una campaña militar coordinada con las Fuerzas Aéreas sirias contra bandas y grupos terroristas que operan en el territorio del país árabe.
En todas las ocasiones anteriores, los bombarderos de largo alcance de Rusia habían operado desde pistas de aterrizaje nacionales, mientras que los bombarderos de primera línea lo hacían desde la base de Hmeymim, en la ciudad siria de Latakia.
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