“Notamos que Ankara ha tomado curso a hacer propaganda antirrusa y no descartamos que esta campaña informativa sirva para preparar a la población turca a la intensificación de sus operaciones en el territorio del Estado soberano de Siria”, se afirma en el comunicado emitido el viernes por la referida Cartera rusa.
Notamos que Ankara ha tomado curso a hacer propaganda antirrusa y no descartamos que esta campaña informativa sirva para preparar a la población turca a la intensificación de sus operaciones en el territorio del Estado soberano de Siria”, se afirma en el comunicado de la Cancillería rusa
La Cancillería tachó de una “acusación infundada” las declaraciones de las autoridades turcas de que Rusia ha empleado armas prohibidas en Siria, lo que, según Ankara, obligó a los refugiados sirios, sobre todo a los turcomanos, a huir hacia la frontera con Turquía.
“El uso de cualquier armamento prohibido está excluido” en las operaciones rusas en Siria iniciadas a finales del pasado septiembre, subraya la nota, agregando que las acusaciones turcas del uso de “bombas de racimo e incendiarias (…) no tienen nada que ver con la realidad” y que “se hacen en un tono extremadamente emocional”.
También criticó a los “socios occidentales” por lanzar de vez en cuando alegaciones y especulaciones de que los aviones rusos bombardean a los civiles.
Tal y como indica el comunicado, “todos los ataques aéreos que realizan los cazas rusos en Siria son dirigidos únicamente a las instalaciones de milicianos que son localizadas cuidadosamente y verificadas por el centro de información de Bagdad”, creado en septiembre de 2015 por Rusia, Irán, Irak e Siria para recolectar informaciones sobre el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Refiriéndose a las acusaciones turcas de que los turcomanos supuestamente son bombardeados por Moscú, el ministro recordó que las autoridades turcas también recurrieron a la “retórica turcomana” antes de derribar un cazabombardero ruso que sobrevolaba Siria el pasado 24 de noviembre, lamentó el Ministerio.
Las relaciones entre Rusia y Turquía se enturbiaron después de que Turquía derribara cerca de la frontera turco-siria un bombardero ruso Sujoi Su-24 que retornaba a su base tras lanzar ataques contra posiciones de los terroristas.
Con respecto a estas tensiones, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha calificado de “prácticamente imposible” alcanzar un acuerdo con los actuales líderes turcos, en especial, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien rechaza ofrecer disculpas por el derribo del Su-24, por el cual murió uno de los pilotos del aparato y un infante de marina ruso, cuando intentaba buscar a los sobrevivientes.
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