2019 ha sido un mal año para la economía italiana que no consigue estabilizarse, sigue en proceso de recesión. Los últimos estudios realizados muestran un descenso en la economía de mercado, mientras que la tendencia en los países europeos se mantiene al alza, lo que repercute principalmente en la economía de las familias italianas.
La economía italiana no consigue arrancar ya que mientras en Europa se confirma una aceleración de los precios y del consumo. En Italia, el valor del dinero sigue estancado y el poder adquisitivo de los consumidores sigue bajando, debido a salarios bajos y recortes en ayudas como las pensiones entre otras, hacen que el consumo en Italia se encuentre paralizado.
Los datos arrojados por el Instituto de Estadística Europeo, muestran un estancamiento de la economía interna de Italia, y una pérdida de poder adquisitivo, pero también en el plano internacional las tensiones comerciales entre EE.UU. y China a la vez que el Brexit en Inglaterra han frenado la entrada de capital extranjero en el último año.
Si el Gobierno no da con la tecla justa para relanzar el comercio italiano, el próximo año, será un año difícil para las empresas italianas que verán reducidas sus ganancias y las familias su poder adquisitivo mientras siguen subiendo los precios, creando el descontento general entre la población italiana, que no prevé una recuperación económica a corto plazo.
Los últimos estudios realizados confirman un aumento de la inflación en Europa, superior al 1 %, mientras que Italia se sitúa en el último puesto de la Euro zona con un 0.2 %. El Gobierno italiano deberá tomar las medidas oportunas para equiparar los sueldos al continuo crecimiento del precio de la vida.
Carlos Díaz, Roma.
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