Una campaña electoral muy difícil la que se acaba de cerrar en Francia. Unas elecciones regionales en las que el FN de extrema derecha había llegado en cabeza en seis de las 13 regiones francesas y que en la segunda vuelta intentaba hacerse con la presidencia de tres regiones mientras que los partidos socialista y conservador se peleaban por recuperar el voto del electorado extremista.
Una vez elegidos los 1757 consejeros regionales, el Partido Socialista (PS), no ha podido evitar la pérdida de la mayoría de las regiones que controlaba pero han sido las listas ecologistas y del Frente de Izquierda las más castigadas por los electores.
A pesar de un alto porcentaje de abstención, en torno al 40 %, todos cantan victoria, la derecha de Nicolás Sarkozy que recupera la presidencia de varias regiones importantes, Marine Le Pen que consolida la subida del Frente Nacional, aunque no haya podido lograr ninguna presidencia de región, y hasta los socialistas que se niegan a ver su derrota.
El Frente Nacional ha vuelto a sobrepasar los seis millones y medio de votos y a pesar de ello no ha logrado ninguna presidencia del Consejo Regional. Los socialistas solo han logrado mantener cinco regiones y la derecha ha ganado siete. Estos resultados no esconden la realidad, la del fracaso de una clase política incapaz de dar soluciones a las necesidades de su pueblo.
Juan José Dorado, París.
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