En cada pueblo liberado los civiles dan cuenta del sufrimiento experimentado bajo el yugo de los terroristas.
Rostros cubiertos de lágrimas. Esta es la escena que se ve cada día en los caminos que miles de hombres, mujeres y niños utilizan para abandonar la ciudad de Mosul, convertida por EIIL (Daesh, en árabe) en una oscura y tétrica ciudad desprovista de humanidad en todo su amplio sentido.
La vida bajo la bandera negra de los terroristas significó un mayor sufrimiento para los niños, que fueron privados de su derecho a la educación. Dejaron de ir a la escuela por miedo a lo que se enseña allí.
Mosul, la segunda ciudad más importante de Irak, cayó en manos de los terroristas de Daesh en junio de 2014. El Ejército iraquí comenzó, el pasado 17 de octubre, una gran ofensiva para liberar la urbe, el último bastión de Daesh en el territorio iraquí. Desde entonces, miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus casas, dejando atrás sus posesiones pero también la violencia y el hambre.
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