La ciudad de Nimrud, con 3000 años de historia, ha quedado literalmente reducida a cenizas y polvo por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
El salvaje acto de vandalismo contra la humanidad fue realizado en 2015, un año después de que Nimrud cayese en manos de los terroristas.
Los extremistas afirman que las reliquias del mundo antiguo son objetos de idolatría y deben ser destruidos. Así que utilizaron palas mecánicas, excavadoras y martillos para destruir todo cuanto tenía.
Los restos del Palacio de Nimrud, su Zigurat y sus estatuas colosales de toros alados, eran símbolos que recordaban un poderoso imperio que se extendía en todo Oriente Medio: el asirio.
Los conflictos han destruido parte de la Historia de la Humanidad que será difícil de explicar a las futuras generaciones.
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