“Vamos a perseguir a Daesh y a pulverizarlos como en Faluya (centro), de donde huyeron como ratas”, ha prometido este jueves el jefe del Gobierno iraquí, Haidar al-Abadi, durante una visita a un hospital donde están ingresados los heridos de la última explosión terrorista en la capital, Bagdad.
La explosión, un atentado suicida con coche bomba reivindicado por EIIL, se registró alrededor de la 01:00, hora local del domingo (22.00 GMT del sábado), frente a un conocido restaurante del concurrido distrito capitalino de Al-Karrada, donde la población es mayoritariamente chií.
Según el último balance de víctimas ofrecido este jueves por el Ministerio de Sanidad iraquí, el número de fallecidos en este ataque ha alcanzado los 292, mientras que los heridos rondan los 200.
El premier iraquí ha manifestado que los responsables de esa “acción criminal” no eludirán el castigo, y que la victoria sobre el grupo ultrradical está ya próxima.
Vamos a perseguir a Daesh y a pulverizarlos como en Faluya (centro), de donde huyeron como ratas”, ha aseverado el primer ministro de Irak, Haidar al-Abadi.
Tras el atentado, se han despertado olas de rabia e indignación hacia los gobernantes iraquíes por no haber podido evitar el atentado en Bagdad, el más mortífero sufrido en Irak en años.
El martes renunció a su cargo el ministro iraquí de Interior, Mohamad al-Gabban, una dimisión refrendada por Al-Abadi. Tras el ataque, las autoridades iraquíes han puesto en marcha una investigación para identificar a los cómplices del ataque, además de endurecer las medidas de seguridad.
Los atentados terroristas han aumentado en Bagdad en los últimos meses, coincidiendo con retrocesos de los terroristas en el campo de batalla, siendo el caso más reciente la liberación del baluarte más importante de Daesh, Faluya, en la provincia occidental de Al-Anbar, a tan solo 60 kilómetros al oeste de Bagdad.
mjs/mla/rba