Este miércoles, 12,9 millones de electores holandeses acuden a las urnas para elegir a los 150 miembros del Parlamento del país de un total de 28 partidos políticos, una cifra récord desde la II Guerra Mundial.
Mientras para formar una mayoría se requiere obtener 76 escaños, desde hace más de un siglo nunca se ha podido obtener la cifra exigida y el país ha estado gobernado por coaliciones.
Entre 2002 y 2012, Holanda celebró cinco elecciones generales porque ninguna de las coaliciones pudo formar un gobierno que pueda cumplir con sus mandatos.
Los partidos que encabezan las encuestas son el gobernador Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD, por sus siglas en neerlandés) con 25.8 de los escaños, y el Partido por la Libertad (PVV, en neerlandés) con 22.7.

Esta tanda de elecciones es crucial tanto para Holanda como para toda la Unión Europea (UE) y la política internacional.
Tras el proyecto británico del brexit y la llegada al poder del republicano Donald Trump en EE.UU., una victoria del islamófobo Geert Wilders supondría otra prueba del auge global de los movimientos ‘anti-establishment’.
Mark Rutte, el jefe del actual Gobierno liberal conservador, es un auténtico superviviente que ha encabezado cuatro años de recuperación económica al frente del VVD y ha contribuido a la seguridad y la estabilidad holandesas.
Su rival, el ultraderechista Geert Wilders, revolucionará el panorama político holandés con una victoria, es un antieuropeísta y anteislámico que ha prometido salir de la UE, sellar las fronteras y aumentar la inversión en seguridad y defensa, cerrar las mezquitas y prohibir la venta del Corán.
Además, la reciente crisis en las relaciones Holanda-Turquía ha marcado el cierre de la campaña electoral y podría dar el empujón final a Wilders.
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