Sin embargo, ha sobrevivido a la sustitución de Artur Mas al frente de la Generalitat y se ha reforzado frente a los ataques judiciales del Estado.
Por sorpresa y serio aparecía el presidente Mas para anunciar su paso al lado ante la negativa de la izquierda anticapitalista e independentista de la la Candidatura de Unidad Popular (CUP) a investirlo.
Carles Puigdemont cogía el relevo del nuevo Gobierno con ERC y Oriol Junqueras de vicepresidente, y prometía ponerse al frente del proceso secesionista.
La desconfianza entre los independentistas se visualizaba de nuevo con el rechazo de la CUP a los presupuestos y Puigdemont convocaba una cuestión de confianza ante la satisfacción del bloque unionista.
Esto sucedía en plena carrera electoral en España, donde En Comú Podem, repetía victoria en Cataluña con el referéndum como principal baza.
Tras el verano, Puigdemont obtenía finalmente la confianza del Parlamento y de la CUP y apostaba por un referéndum definitivo, acordado o no con el Estado, para septiembre de 2017.
Durante este tiempo, el cerco estatal al proceso ha ido en aumento, incluyendo conspiraciones, anulación de estructuras y juicios contra políticos, mientras el apoyo independentista en la calle ha seguido vigente.
El paso de políticos por el juzgado ha coincidido con la moderación del tono del Gobierno de Mariano Rajoy. Los independentistas recelan y han pedido el fin del hostigamiento judicial y sobretodo poder sentarse a hablar del referéndum del próximo año que la Generalitat pretende convocar con o sin consentimiento de Madrid.
Oriol Puig, Barcelona.
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