“Hoy, en esta era de competencia entre grandes potencias, el Departamento de Defensa ha priorizado a China y luego a Rusia, como nuestros principales competidores estratégicos”, dijo el miércoles el jefe del Pentágono, Mark Esper.
El secretario de Defensa de EE.UU., asimismo, consideró a Moscú y Pekín como “potencias revisionistas”, y acusó a estos dos países de estar utilizando “la depredación económica, la subversión política y la fuerza militar en un intento de cambiar el equilibrio de poder a su favor y, a menudo, a expensas de otros”.
Al respecto, citó la iniciativa de la Franja y la Ruta de China como un ejemplo de su influencia maligna; a juicio de Esper, el gigante asiático “ha dejado a las naciones más débiles con una deuda aplastante, obligándoles a aceptar la económica en detrimento de su soberanía”.
El secretario de Defensa continuó criticando las acciones de China de “agresión” e “incumplimiento de sus compromisos” en los mares de la China Meridional y Oriental, como intentos de socavar el orden mundial.
El funcionario norteamericano confesó que estas dos potencias mundiales están ampliando y modernizando sus fuerzas armadas, y extendiendo sus capacidades en los dominios espacial y cibernético, con el fin de “ejercer una mayor presión contra otros países”.
En un informe divulgado en febrero, el secretario del Departamento de Defensa de EE.UU. alertó que el espacio se convertirá en un campo de batalla de EE.UU. con China y Rusia, sin embargo, en junio, reveló el documento de Estrategia de Defensa en el Espacio, según el cual, Washington se esforzaría por mantener la superioridad en el espacio para impedir que China y Rusia asuman su control y cuenten con el apoyo de sus aliados para lograrlo, incluso con financiación.
Pekín y Moscú han censurado en reiteradas ocasiones la doctrina espacial de EE.UU., del mismo modo, Rusia criticó que “el espacio es visto por la parte estadounidense como un campo de batalla”, alertando que un enfrentamiento armado a ese nivel podría tener consecuencias nefastas para la seguridad internacional y la estabilidad estratégica, razón por la cual, EE.UU. debe adoptar un “enfoque responsable” respecto a esta cuestión.
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