“Tenemos la intención de llevar la acción provocadora de Corea del Norte ante el Consejo de Seguridad de la ONU y promulgar medidas más fuertes para responsabilizar” a Pyongyang, ha aseverado Tillerson en un comunicado, en reacción al lanzamiento del martes del misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés), bautizado como Hwasong-14, hacia el mar del Este (mar de Japón).
Para cumplir con este objetivo, ha indicado, Estados Unidos necesita del apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) y la comunidad internacional.
"Se requiere una acción global para detener una amenaza global. Cualquier país que acoge a trabajadores invitados de Corea del Norte, proporciona beneficios económicos o militares o no aplica plenamente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU está ayudando e incitando a un régimen peligroso", ha destacado el titular norteamericano.
Tenemos la intención de llevar la acción provocadora de Corea del Norte ante el Consejo de Seguridad de la ONU y promulgar medidas más fuertes para responsabilizar” a Pyongyang, dice el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson.
Tillerson ha afirmado que EE.UU. "condena enérgicamente el lanzamiento por Corea del Norte de un misil balístico intercontinental", y advierte de que "la prueba de un ICBM representa una nueva escalada" en la amenaza para Estados Unidos, sus aliados y socios, la región y el mundo.
Con estas declaraciones, el secretario de Estado admite de manera oficial que el lanzamiento del martes ha sido el primer lanzamiento exitoso de un misil de tan largo alcance, aunque las autoridades del Comando Pacífico de las Fuerzas Armadas ya lo habían confirmado antes a medios estadounidenses.
Washington y sus aliados buscan la desnuclearización de la península coreana y nunca aceptarán “una Corea del Norte con armas nucleares”, ha enfatizado Tillerson para luego asegurar que el presidente estadounidense, Donald Trump, y “su equipo de seguridad nacional siguen evaluando la situación en estrecha coordinación” con sus socios.
Las tensiones entre Pyongyang y Washington se recrudecieron con el inicio del mandato del presidente Trump, que puso fin a la “paciencia estratégica” del país norteamericano respecto al programa nuclear y de misiles de Corea del Norte y no descarta, incluso, una intervención militar en el país asiático.
Corea del Norte, a su vez, ha alertado del estallido de “una guerra nuclear” en la península coreana, como posible consecuencia de los que cataloga como actos “hostiles” de Washington.
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