“La idea es que no van a estar involucrados en el combate directo, no van a estar en el frente de batalla”, anunció el lunes el portavoz del Departamento estadounidense de Defensa, Peter Cook, en una rueda de prensa.
La idea es que no van a estar involucrados en el combate directo, no van a estar en el frente de batalla”, afirmó el portavoz del Departamento estadounidense de Defensa, Peter Cook.
Sobre la misión de estos militares, Cook explicó que su tarea incluye conectar con las fuerzas locales, entrenar y ayudarlas, así como proporcionar inteligencia, actuando de forma similar a las fuerzas de operaciones especiales que ya se encuentran allí.
En este sentido, detalló que además de las fuerzas de operaciones especiales, los 250 castrenses incluirán al personal médico y logístico, tal como recomendaron los mandos militares a la Administración del presidente Obama, agregó.
No obstante, el titular estadounidense no descartó la posibilidad de enviar más tropas a Irak o Siria, al prometer que Washington seguirá buscando en cada oportunidad las vías para trabajar con sus socios locales con el fin de fortalecer la campaña antiterrorista.
En respuesta a las críticas de esta medida, declaró que no se trata de una ampliación de la misión, sino la “multiplicación de la fuerza”, pues subrayó que “este pequeño número de estadounidenses” con altas capacidades puede tener una enorme influencia para reforzar esta lucha.
La decisión anunciada por Obama no fue acogida con beneplácito por los demócratas ni por los republicanos, sin embargo, los argumentos sobre su negativa estaban totalmente ajenos; los republicanos creen que el número de las tropas debería ser mucho mayor mientras los demócratas opinan que esta medida profundizaría el papel de EE.UU. en los conflictos regionales.
En este contexto, el vocero del Departamento de Defensa estadounidense dejó claro que Washington apoyará a los que participan en esta lucha, pero no a participar en ella, pues afirmó que esta decisión fue tomada después de dialogar con los líderes locales sobre el terreno en Siria.
Fue en noviembre de 2015 cuando, sin coordinar con el Gobierno de Damasco, autorizó el envío a Siria de hasta 50 miembros del cuerpo de las fuerzas especiales de su Ejército, en calidad de asesores, so pretexto de aumentar las capacidades de los llamados “rebeldes moderados”— que luchan para derrocar al presidente sirio, Bashar al-Asad— para combatir a Daesh.
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