• El presidente de Ecuador, Lenin Moreno, habla durante una rueda de prensa en el Palacio Carondelet en Quito el 29 de mayo de 2017.
Publicada: viernes, 1 de septiembre de 2017 22:41

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, se desmarcará de la política de su antecesor Rafael Correa, salvo en el plano económico, donde hay una continuidad.

"El presidente Moreno está dando señales muy claras de que no va a ser un títere ni un guardaespaldas de Rafael Correa", dijo el expresidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Alberto Acosta a la agencia de noticias rusa Sputnik en una entrevista publicada este viernes.

Según Acosta, economista de profesión, la política económica del nuevo Gobierno se mantendrá en la misma línea que la impulsada por Correa en su decenio como presidente.

"Todo indica que en lo económico (…) este Gobierno mantiene en gran medida la inercia del Gobierno anterior", observó.

No obstante, el especialista advirtió sobre la reciente decisión de Moreno de entregar a la banca privada la totalidad de las operaciones de dinero electrónico. También, Correa cuestionó la iniciativa de Moreno, calificando a la actual Administración como "el gobierno de los banqueros".

Varias encuestas de opinión realizadas a propósito de los primeros 100 días del Gobierno de Lenín Moreno muestran que el presidente tiene un índice de aprobación de alrededor de 80 %, uno de los niveles de aceptación más altos de las últimas tres décadas.

Todo indica que en lo económico (…) este Gobierno mantiene en gran medida la inercia del Gobierno anterior", observó el expresidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Alberto Acosta.

 

Moreno, quien asumió el mando el pasado 24 de mayo, llegó a la Presidencia como candidato del oficialismo y rápidamente buscó tomar distancia de la anterior Administración con decisiones que sumieron en una profunda crisis interna al partido gobernante Alianza País.

El acercamiento de Moreno con sectores de la oposición, pero también con organizaciones sociales e indígenas con las que Correa mantuvo importantes discrepancias, marcó el distanciamiento del actual mandatario con el expresidente.

En sus 100 días de Gobierno, Moreno no ha dudado en calificar de "crítica" la situación financiera que heredó de Correa, entre otros asuntos espinosos del debate nacional.

Desde Bélgica, donde reside desde hace dos meses, Correa ha llegado a poner en tela de juicio que su sucesor y exvicepresidente sea un verdadero continuista de la Revolución Ciudadana, y amenazado con que, llegado el caso, abandonaría las filas del partido que él mismo creó.

De otro lado, las sospechas de corrupción contra el vicepresidente Jorge Glas, notorio correísta y a quien Moreno le retiró recientemente de sus funciones, ha descolocado a la militancia de Alianza País. Una división interna que, trasladada a escala nacional, siembra incertidumbre tanto por el futuro del partido como del propio presidente.

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