Según informó el sábado el rotativo colombiano El Espectador, un conductor alemán le dejó a su familia una inusual herencia de 2,5 toneladas de monedas valoradas en casi 10.000 dólares, que se tardaron seis meses en contar.
Un empleado del Banco Central de Alemania tuvo que contar de manera manual las monedas dado que estas no eran euros, sino marcos alemanes, la divisa oficial en este país hasta la introducción del euro en 2002, mientras que muchas de ellas estaban en un mal estado, de modo que no podían ser reconocidas por dispositivos electrónicos.
Además, las monedas tuvieron que ser trasladadas en una camioneta, a la sede del Banco Central de Oldenburg, metidas en cientos de bolsas para congelador, a fin de que el mencionado empleado, Wolfgang Kemereit, las pudiera contar.
A pesar de la laboriosa tarea, Kemereit aseguró que disfrutó de la labor manual de contar la herencia.
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